“Estos compromisos asumidos nos animan a dar pasos seguros, concretos y firmes para caminar juntos en la fidelidad al Padre que nos sigue llamando, a la regla que hemos prometido, a las iglesias en las que servimos y al santo pueblo de Dios al que pertenecemos.”

Así termina el Documento Final del Encuentro Panamericano de Capuchinos, celebrado en 2022.

Titulado “Un soplo de vida”, el documento lanzaba una mirada esperanzadora sobre nuestra presencia en las Américas y propuso una profunda reflexión sobre la Misión, sobre la Formación, Estructuras y Colaboración, identificando los caminos que quisiéramos recorrer para ser capuchinos más auténticos.

¡Sí! Nos ha mostrado un camino. Significa que no nos quedamos quietos.

El carisma permanece, pero nuestras estructuras, nuestros deseos y las necesidades de los tiempos se renuevan de los tiempos. Como Hermanos Menores, queremos responder con fidelidad a los servicios a los que somos llamados en los diferentes lugares donde estamos presentes.

Este gran continente tiene muchas realidades que claman por una presencia profética, no por nuestro mérito, sino por el del Espíritu Santo que hemos recibido en nuestro bautismo.

Somos misioneros en esta tierra de misión.

¡Y el trabajo no se detiene! Necesitamos continuar estas reflexiones para que nuestra consagración religiosa dé fruto allí donde estemos.

Una de las determinaciones del último Encuentro Panamericano (EPAN) es que las tareas anteriormente por la Asamblea de Capuchinos de América Latina y el Caribe, ALAC, sean ahora realizadas por el Pan-Americano.

¡Y estamos listos!

En febrero de 2024, en Bogotá, Colombia, los Capuchinos que viven en las Américas estarán representados una vez más. Unámonos en oración por el éxito de este encuentro.

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